En medio de una vida frenética, cada vez es más común escuchar sobre el movimiento slow y su filosofía de vida. ¿Te gustaría aprender a desacelerar, a estar más presente, a vivir de forma consciente y armoniosa? En este artículo te acerco una guía para principiantes, para que puedas comenzar a experimentar los maravillosos beneficios de la vida slow.
Toma conciencia de tu respiración
Un primer paso para comenzar a vivir la vida slow es conectándote contigo misma a través de la respiración. Dedica unos minutos al día para observar tu respiración y toma conciencia de cómo entra y sale el aire de tu cuerpo. A lo largo del día tomate «pausas para respirar»: para un rato lo que estás haciendo para volver a respirar de forma conciente y así reducir el estrés y la ansiedad.
Reducir el ritmo para una vida slow
Aprende a hacer las cosas más despacio para poder apreciar los pequeños detalles de la vida y saborear el momento con plenitud. Esto te permitirá disfrutar de cada actividad sin sentirte apresurada o agobiada.
Escribí una lista de actividades que te sean relajantes y placenteras
Identifica aquellas actividades que te relajan y te genera bienestar, como leer, pintar, hacer yoga, caminar, cocinar o escuchar música, y hacé un espacio en tu agenda para disfrutar de ellas.
Dale espacio para al aburrimiento
Aprender a hacer espacio para el aburrimiento te ayudará a reducir la necesidad constante de estar haciendo algo y te permitirá relajarte y estar más presente en el momento. Dedica un tiempo a explorar lo que sucede alrededor simplemente permitiendo el espacio de no hacer nada.
Desconectate de la tecnología y vive slow
La vida slow busca desconectar momentos del día desconectar de la tecnología para poder estar en contacto con la naturaleza, con nuestras emociones y disfrutar de la compañía de nuestros seres queridos sin distracciones. Yo aprovecho el momento de desconexión y hago journaling.
Dedica un tiempo a la meditación
Meditar es una forma de conectar con nosotros mismos, de estar en el presente y reducir el estrés. Puedes buscar guías para meditar o una app que te ayudará a comenzar tu práctica y poco a poco te irás sintiendo más conectada contigo misma.
Cultiva una alimentación consciente
La alimentación consciente no se trata de una dieta determinada sino de prestar atención a lo que comemos. Comienza a escuchar tu cuerpo, sus sensaciones, y aprende a reconocer qué alimentos te hacen bien y cuáles no.
Hacé ejercicio
La actividad física nos ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, nos hace más fuertes físicamente y emocionalmente. Encuentra una actividad que te guste y convertila en parte de tu rutina diaria.
Busca la conexión con la naturaleza
La naturaleza nos ofrece una fuente inagotable de armonía, paz y belleza. Dedica tiempo a estar en contacto con la naturaleza, empezando con un pequeño paseo por un parque cercano o una caminata por la ciudad.
Aprende a decir “No”
No todo lo que nos piden puede ser asumido, y aprender a ser menos que perfectas nos permitirá dedicar tiempo valioso a lo que es más importante para nosotras. Aprende a decir «No» respetuosamente, te permitirá enfocarte en lo que es importante para vos en ese momento.
En conclusión, la vida slow es una filosofía que nos invita a vivir de manera más consciente y armoniosa con nosotros mismos y con el entorno que nos rodea. Aprende a desacelerar, a disfrutar de cada momento, a conectar con tu ser interior y a dedicar tiempo a tus necesidades.